30 Jul, 2025
En Puerto Rico, nuestros niños y jóvenes enfrentan desafíos únicos que pueden intensificar los síntomas de ansiedad, desde las secuelas del huracán María hasta las complejidades de la vida diaria. Sin embargo, con el apoyo adecuado, las familias pueden encontrar un camino hacia la sanación y el bienestar emocional.
La Dra. Ingrid C. Marín, psicóloga clínica con más de 20 años de experiencia, explica que la ansiedad es uno de los trastornos mentales más prevalentes en la infancia, y el cual puede presentarse con síntomas conductuales (llanto, apego excesivo), físicos (dolores) y emocionales (miedo, retraimiento).
“Tengo ansiedad…”
La palabra ansiedad se ha vuelto parte de nuestro vocabulario cotidiano: “Estoy ansiosa por el examen”; “me da ansiedad hablar en público”.La ansiedad es una emoción normal ante amenazas reales o percibidas. La Dra. Marín lo explica con claridad: “La ansiedad normal es una señal protectora”. No obstante, cuando la preocupación no se detiene y comienza a afectar el sueño, el rendimiento escolar o la forma en que nos relacionamos, ya no hablamos de simples nervios. Hablamos de un trastorno de ansiedad que requiere atención profesional.
La ansiedad clínica es una respuesta intensa, desproporcionada, recurrente y persistente de miedo o preocupación que interfiere significativamente con el funcionamiento diario del individuo.
La Dra. Marín explica que tratar a niños y jóvenes con trastorno de ansiedad es sumamente común. Según el National Institute of Mental Health (2022), cerca del 32% de los adolescentes entre 13 y 18 años en EE. UU. experimentan un trastorno de ansiedad en algún momento. En Puerto Rico, estudios como el de Canino et al. (2004) también muestran una prevalencia significativa en la población infantil y juvenil.
Veamos algunos datos que nos ayudan a entender el contexto de la ansiedad juvenil en Puerto Rico. Según un estudio de 2019, en el que participaron más de 96,000 estudiantes, el 7.2 % de los jóvenes en Puerto Rico desarrollaron síntomas de estrés postraumático después del huracán María. En específico:
A esto se suma el hecho de que, en Puerto Rico, todos los años vivimos lo que se conoce como la temporada de huracanes, una época que, para muchos, trae consigo recuerdos difíciles y una sensación constante de alerta.
Todo esto nos da una idea clara: nuestras niñas, niños y adolescentes han pasado por experiencias muy duras que impactan directamente su salud mental.
Desde 2017 no se han recopilado datos actualizados sobre la salud mental de niños y jóvenes en Puerto Rico, lo que ha creado un vacío preocupante. Esta falta de información dificulta que los padres, madres o cuidadores entiendan cuán común es la ansiedad juvenil en la Isla. Por eso, es aún más importante que las familias estén atentas a las señales en sus hijos y busquen apoyo profesional cuando lo necesiten.
La Dra. Marín explica que los síntomas más comunes del trastorno de ansiedad pueden incluir preocupación excesiva, tensión muscular, insomnio, fatiga, irritabilidad y síntomas somáticos como dolor de cabeza, náuseas o taquicardia. Además, en algunos casos, la ansiedad puede dar lugar a ataques de pánico.
Existen síntomas menos evidentes, pero igualmente importantes, como la evitación social, la hipersensibilidad a la crítica, el perfeccionismo, el mutismo selectivo y la regresión conductual, especialmente en niños.
Conocer los distintos tipos de ansiedad y conversar abiertamente sobre el tema nos ayuda a dejar atrás el estigma. Muchas veces, lo que no se entiende se juzga o se minimiza. Pero cuando aprendemos que la ansiedad puede manifestarse de muchas formas, como miedo constante, dificultad para concentrarse, evitación de ciertas situaciones o dolores físicos sin causa médica aparente, empezamos a ver estas señales con más comprensión y menos prejuicio.
La doctora Marín menciona los principales trastornos de ansiedad reconocidos por el DSM-5-TR:
Un aspecto que a veces pasa desapercibido es el perfeccionismo silencioso: niñas, niños o jóvenes que sacan buenas notas, pero viven con tensión muscular, dolor de cabeza frecuente o una presión constante por no fallar.
La Dra. Marín explica que el diagnóstico clínico no se basa en una sola prueba, sino en entrevistas especializadas, el historial del menor y herramientas validadas. Es un proceso cuidadoso que busca entender lo que vive cada niño desde distintas perspectivas, por lo cual es fundamental evaluar cómo se comporta el niño o adolescente en su día a día, así como conocer su contexto familiar, escolar y médico.
Entre los métodos más utilizados para el diagnóstico se encuentran:
La Dra. Marín alerta que auto diagnosticarse un trastorno de ansiedad no es recomendable.
El error más común es asumir que todos los síntomas de estrés o nerviosismo son necesariamente ansiedad clínica. También suele ocurrir que se interpretan síntomas físicos como ansiedad sin descartar otras causas médicas, lo que puede llevar a un sobretratamiento o a generar pánico innecesario.
Actualmente, la evidencia científica respalda principalmente los siguientes tratamientos para el trastorno de ansiedad:
1. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
La TCC es considerada el estándar de oro en el tratamiento de la ansiedad. Esta forma de psicoterapia ayuda a la persona a identificar pensamientos negativos o irracionales, modificar patrones de comportamiento y desarrollar herramientas para enfrentar sus miedos de forma saludable.
Entre sus componentes principales se encuentran:
En el caso de niños y adolescentes, la participación de los padres o cuidadores es clave. Su apoyo puede facilitar la práctica de estrategias en el hogar y reforzar el progreso del menor en el proceso terapéutico.
2. Intervenciones basadas en mindfulness y técnicas de relajación.
Cuando se integran a la TCC, mejoran la regulación emocional.
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3. Psicofármacos ISRS (inhibidores selectivos de recaptación de serotonina)
La medicación puede ser indicada por psiquiatra cuando los síntomas de ansiedad son severos, resistentes a terapia, o interfieren críticamente con la vida diaria. La farmacología se debe siempre combinar con la psicoterapia.
4. Cambios en el estilo de vida y hábitos diarios
Aunque los cambios en el estilo de vida no se consideran un tratamiento principal como la terapia cognitivo-conductual (TCC), sí forman parte esencial del manejo integral de la ansiedad.
La Dra. Marín enfatiza que llevar un estilo de vida saludable actúa como un importante factor protector. Establecer un horario de sueño regular, practicar “mindfulness”, mantener una dieta equilibrada, fomentar la actividad física, limitar el tiempo frente a pantallas y seguir una rutina diaria predecible, pero flexible, puede ayudar a estabilizar el estado de ánimo, reducir los síntomas y prevenir recaídas.
Promueve el uso de estas técnicas:
Evite las expresiones como: “¡Cálmate!” o “No es para tanto”, que invalidan la emoción y aumentan la angustia.
En Puerto Rico, existe una narrativa social que asocia la salud mental con debilidad o inestabilidad. Según la Dra. Marín, cambiar el lenguaje público y fomentar la educación emocional puede reducir este estigma y derrumbar los mitos que rodean el trastorno de ansiedad.
La Dra. Marín afirma que buscar ayuda es un acto de fortaleza. “No estás solo. La ansiedad se puede manejar y no define quién eres. Como dijo Carl Rogers: ‘La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar.’”
Recursos disponibles para familias puertorriqueñas
Si el menor presenta pensamientos de hacerse daño, acuda a la sala de emergencias más cercana o llame al 9-1-1.
La ansiedad no es un monstruo invisible, sino una condición tratable que responde bien a la intervención temprana y al apoyo de la comunidad. Cuando la nombramos con claridad, ayudamos a romper el estigma y abrimos caminos hacia la esperanza.
Hablar de salud mental crea espacios seguros para que niñas, niños, adolescentes y adultos se sientan con la libertad de pedir ayuda.
Cuidar la salud mental de nuestra juventud hoy es sembrar resiliencia para el Puerto Rico del mañana. Hablar de la ansiedad con empatía no es señal de debilidad, sino una forma poderosa de sanar como comunidad.
Nota final: Este contenido ha sido desarrollado con el asesoramiento profesional de la Dra. Ingrid Marín, especialista en Psicología Clínica. La información proporcionada tiene fines educativos y no sustituye el consejo médico profesional.